Primer acto:
Un viejo entra a una tienda de felicidad, se lo ve algo triste y meditabundo, es abordado por un alegre vendedor, con una locuaz actitud y una sonrisa comercial.
Hola!,exclama el vendedor ¿que desea?, aquí tenemos todo tipo de felicidad, la que usted desee!, felicidad fugaz, comercial, de fin de semana, sexual, matrimonial, felicidad a corto y a largo plazo,haa, también a mediano plazo, desea llevar una vejez feliz, allá en la sección tercera edad.
El cliente lo mira desconcertado, pregunta precios, regatea.
- Mire, le podemos dar al contado o en cómodas cuotas, si paga al contado es más barato por supuesto, y se es en cuotas no se le recarga gran cosa, no queremos arruinarle la felicidad
El cliente piensa dos veces, se retracta.
-Mejor me voy, por ahora no voy a comprar, en este tiempo de crisis me estoy manejando con lo más barato, la otra vez compre una gata, me alegra verla lamerse en el sillón, además la que me da arreglar el auto, o ganar unos mangos, la que me da el tropezón de un transeúnte o un pedazo de mbejú caliente en una noche de invierno.
Segundo acto:
Podemos ver a través de la vidriera que el vendedor sigue hablando, parece exagerar sus gestos, su mirada es muy intensa, su sonrisa ya es ridícula, temerosa.
Luego vemos al cliente aflojar la postura, pone una mano sobre la barbilla, mira los estantes, se saca el sombrero e incursiona repentinamente hacia el fondo, el vendedor hace una señal de ok al cajero. Momentos después cliente vuelve a salir con una enorme caja rosa entre manos.
Paga.
Tercer acto:
Vemos salir al viejo de la tienda con una enorme y dura sonrisa , casi sale de su rostro, desfigura sus facciones. La felicidad comprada. Compró la más cara, la que más dura, la más aburrida, al contado, entrega inmediata.
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