lunes, 14 de junio de 2010

Aguante la Ciencia Ficción !



Estoy imaginando una conversación como esta:
-¡Mamá tengo hambre!
-Bueno hijo, decirle a tu niñera que te prepare el desayuno
-¡Pero mamá, no le enchufaste anoche, no tiene las baterías cargadas!
-Entonces nene, prepara vos mismo, yo estoy con los ruleros
Año 2010, esto no pasó. Tampoco sucedieron muchas cosas, por ejemplo, los autos no vuelan, aún existe el bidet, no existen las patinetas levitantes y no existen por supuesto, máquinas del tiempo, tenemos que seguir tomando un espantoso colectivo que más bien proviene del pasado distante, y no precisamente una máquina tele -trasportadora en nuestro garaje.

Todavía todo aquello suena a Ciencia Ficción, que a demás de ficción una parte de este género siempre se caracterizó por su excesivo optimismo. Algo anda mal cuando vemos Metrópolis, película de Frits Lang ambientada en el año 2000 con enormes edificios y vehículos aéreos, y luego miramos por la ventana de nuestra oficina para contemplar un nuevo bache en el pavimento, fruto de la fantástica amalgama del último gran raudal con la proeza de la ingeniería civil hispano-guaraní.. Peor podríamos sentirnos al ver una película de la envergadura de “2001, odisea en el espacio”, de Stanley Kubrik y su secuela, “2010 El año en que hicimos contacto”, donde el hombre se aventura a Júpiter en una nave tripulada, para luego googlear un rato y darte cuenta que ni siquiera a Marte que está a la vuelta de la esquina, llegamos en los próximos años y el viaje a Júpiter parece un mal chiste alemán.


Nada más anima el sarcasmo que esas estrafalarias vestimentas de las series como “ Perdidos en el espacio” la primera versión de “Star Trek”, dejan en evidencia que la Ciencia Ficción no es la mejor vía para predecir las tendencias de la moda, y descubrir un extraño apego por los peinados de la época, como si dijeran: “ bueno, en el futuro los peinados van a seguir siendo como hoy”.
Por otro lado tenemos a la Ciencia Ficción que se ocupaba hacernos tener miedo, apocalíptica y obscura. Somos hijos de Mad Max (tengo 34 años) de Terminator 1 y 2, la guerra nuclear, un mundo post- tecnológico, la sublevación de las máquinas, mutantes, cyborgs malditos y asesinos sin escrúpulos, la fusión del hombre y la máquina, en robots policías con cerebro humano (Robocop).

Tampoco nada de eso ha pasado, en primer lugar mi licuadora sigue obedeciéndome, mi computadora, si bien ahora anuncia cada insignificante actualización con una voz bien gallega, no se atreve a discutir conmigo, aunque sí se resiste a imprimir en el momento que más se la necesita (y vaya rebelión la suya). Si bien no existen robots con cerebro humano, sí existen humanos sin cerebro, y todavía no tuve la grata oportunidad de cruzarme con un T 1000 de metal líquido, venido del futuro para asesinar a alguien, pero creo que no sería una mala idea crear una lista de candidatos, por si acaso, y entregársela personalmente, (la mayoría de ellos se distingue con el color rojo en ciertas manifestaciones).
Pero no todas son malas noticias, a veces le pegan en el palo, por qué no, en un cuento muy entretenido de Isaac Asimov titulado “La última pregunta”, se observa el desarrollo de una computadora llamada Multivac (nombre que suena muy ingenuo para nosotros) que evoluciona hasta tener terminales en todo el mundo a las que puede acceder la gente en busca de la información que necesita, una brillante aproximación a Internet. En una película que nombré anteriormente, (2010 el año en que hicimos contacto), podemos ver al protagonista sentado en la playa escribiendo con lo que se parece demasiado a la Notebook desde donde estoy escribiendo en este momento.
Con todo esto la Ciencia Ficción sigue siendo uno de mis géneros favoritos, quizás porque una buena historia no se caracteriza tanto por el valor predictivo y su consecuente ajuste a la realidad, sino que plantea ciertas preguntas que rozan con la filosofía y quizás con las cuestiones fundamentales, como ¿qué es la vida?, ¿podría considerase un robot como un ser viviente?, ¿qué pasaría si le damos un mal uso a la tecnología?, ¿existe vida fuera de la tierra?, etc, interrogantes que no tienen respuesta actualmente, pero que nos sacan de nuestra realidad inmediata, solo por un instante, hasta que nos volvamos a encontrar con nuestro presente, baches, raudales, políticos, religiosos, y curanderos.
Por último quisiera sentar una postura personal con respecto al futuro y jugarme por ese lado optimista del género. En primer lugar, espero nunca tener que ponerme un traje antiradiactivo,y en segundo, creo que tendremos que seguir preparándonos el desayuno, o contratando servicio doméstico humano por mucho tiempo, pero no por demasiado.

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