viernes, 11 de junio de 2010

Stephen Hawking
















El físico destartalado hablando a través de una voz robótica generada por ordenador, paisaje bastante surrealista, futurista, de ciencia ficción. A a veces me pregunto si habría sido lo mismo para él si no hubiera adquirido esta enfermedad degenerativa y terminal, no será que fue eso lo que le impulsó a crear, a pensar?
Un filósofo alguna vez opinó que el hombre es un Ser para la muerte, lo que en mi humilde opinión nos define es que conocemos nuestro destino, aquello que los cerdos conocen solo en el último minuto, que presienten antes de ser aniquilados en nombre de un delicioso almuerzo familiar, lo sabemos, nosotros, humildes mortales, desde el primer momento de humano raciocinio.
La muerte nos impulsa a vivir. Tenemos los minutos contados.
Un físico que cree que va a morir no es lo mismo que un físico que se cree eterno, debemos sumarle a eso una genialidad genial, fuera de serie, un ansia de trazar un rastro, de no haber vivido en vano, una necesidad de comunicar, de dejar un aporte, de justificarse, justificar el talento, en el poco tiempo que queda, y ahora imagina que su sentencia de muerte ha sido suspendida hasta nuevo aviso, incierto, por cierto.
Suficientes ingredientes para el amigo Hawking

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