domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Enanitos verdes?

Así mismo, y no estoy hablando del afamado grupo de rock argentino que ya merecen llamarse los viejitos verdes, tampoco me refiero a esos chinitos que anda por allí promocionando el vegetarianismo, me refiero a los verdaderos, únicos y misteriosos seres venidos del espacio.

¿Por qué sobre los enanitos verdes? porque han estado presentes siempre de una u otra manera, en revistas, películas, noticieros, en el chisme del vecino que relata lo que le paso a un amigo de un amigo, que vio algo raro en el cielo, o en el peor de los casos, que fulano o mengano fue “abducido” (léase raptado, utilizado para algún obscuro fin en el peor de los casos con cometidos sexuales), y no ha faltado quien afirmara que las pirámides de Egipto son sus excelsas creaciones, o que el mismo nazareno deja en evidencia al ascender a los cielos que es raptado por extraterrestres, o porque no, ¡que él es ni más ni menos uno de ellos!

No recuerdo la edad exacta, pero sí que era un adolescente con todas las letras cuando acudí ansioso a un espectáculo bastante bizarro, se trataba de Giorgio Giovanni, el estigmatizado. El hombre se presentó en el estadio de Sol de América con vendas en las manos, para detener la hemorragia de los estigmas que había recibido, y una herida en forma de cruz cubierta de sangre coagulada estampada en la frente. Al final de su puesta en escena Giorgio anunció oficialmente que muy pronto Paraguay sería privilegiado con una oleada de avistamientos OVNI y nos aconsejó que estemos atentos mirando el cielo. Si pudiera resumir el secreto de su éxito como si fuera una receta de cocina , esta debería ser más o menos como la siguiente: Agregue un poco de Jesús en polvo , luego, una lata de milagros y un par de estigmas con mucha sangre para dar un sabor dulzón a la mezcla, revuelva un poco coloquelo todo sobre un buen plato volador no identificado, y no faltaran una fila de hambrientos comensales que estarían dispuestos a pagar cualquier suma por un plato de comida, en ese entonces yo era uno de ellos.

También recuerdo haber asistido a una charla dada por un “auténtico viajero del espacio” , conocedor de otros mundos y otras civilizaciones, por supuesto, humano, pero gran amigo de un puñado de alienígenas que lo habían llevado de paseo por las estrellas. Su nombre era Yosip Ibahim, de nacionalidad peruana. La sala del club estaba repleta, el conferenciante decía haber ido a Ganimedes, una luna de Júpiter, y haber conocido toda una civilización. Como era de esperar, aquel hombre había volcado su experiencias en un libro llamado “Yo visite Ganimedes” del que esperaba realizar alguna que otra venta, y donde también predicaba un mensaje de paz y amor, que eran en esencia lo que le habían transmitido los alienígenas, y una advertencia sobre nuestro comportamiento.

No eran los únicos alienígenas hippies de los que yo había oído hablar, más bien parecía haber dos bandos, los marcianos malos y los buenos, pero algo tenían todos en común, a todos les gustaba jugar a las escondidas y dejarse ver sólo por unos pocos, que a manera de iluminados, privilegiados o víctimas, según fuera el caso, sufrían de los perjuicios o los beneficios de aquellas visitas inesperadas. Para mí todo el tema OVNI me parecía algo de suma relevancia, tampoco podía comprender como la gente no le daba la importancia que se merecía el tema después de todo, estábamos siendo invadidos por seres de otro planeta y todos seguían preocupados por cosas tan banales como el partido de Olimpia o el resultado de las próximas elecciones.

A pesar de todo mi entusiasmo pronto comencé a plantearme ciertas cuestiones: ¿existía verdadera evidencia de que todo esto fuera real?, y si fuera así, y una vez en la presencia de un extraterrestre, ¿había que abrazarlo, atacarlo o capturarlo?, ¿era razonable que vinieran de tan lejos para venir a jugar a las escondidas? , y si tenían un mensaje para nosotros, ¿por qué no decirlo ellos mismos en vez de mandar a sus emisarios humanos abducidos como si fueran profetas portadores del mensaje, o era tan difícil aterrizar en el Central Park y hacer un discurso traductor de por medio?

Por supuesto que había escuchado respuestas para todas estas preguntas, y todas parecían bastante razonables, según versiones, no se mostraban porque no querían interferir con el desarrollo natural de nuestra civilización, o simplemente no los podíamos ver porque eran casi inmateriales o multidimensionales , también otra posibilidad era que existía una maléfica conspiración de parte del gobierno de Estados Unidos para ocultar cualquier tipo de evidencia con el supuesto fin de utilizar tecnología extraterrestre con fines bélicos y así superar a sus rivales en armamentos, sobre todo a la Unión Soviética , en plena época de guerra fría , o simplemente ocultaban información para no “alarmar a la población y crear un pánico y desorden innecesarios”.

Ante toda esta conspiranoia el tema OVNI se nutría principalmente de testimonios y documentación fotográfica (cuando hablamos de testimonios me siento tentado a retar a cualquiera a que nombre algún mito o creencia, por más ridícula que parezca, y estoy seguro que encontraremos un puñado de testimonios al respecto, podemos recorrer un espectro que va desde el Pombero y Pie Grande hasta el Chupacabras),el periodismo se nutría de anécdotas de campesinos y gente común para promocionar algunos nuevos avistamientos. Un caso sobresaliente es el famoso Jaime Mausan, periodista mexicano que sigue llevando la batuta en estos asuntos, se presentaba a menudo en el show de Raúl Velazco del en el famoso “Carnal de las Estrellas”, donde los domingos aparecía con novedades y filmaciones de los más recientes avistamientos.

Pronto me di cuenta que los testimonios de objetos no identificados muchas veces reflejaban casos como por el avión invisible al radar mantenido por mucho tiempo como arma secreta de los Estados Unidos, el F117 que fue reportado muchas veces como OVNI, o muchos más comúnmente el avistamiento de globos sonda. Mi escepticismo fue creciendo con lecturas más serias y ya de grande me topé con el libro de Carl Sagan, titulado “El mundo y sus demonios”, allí explica cuál es el verdadero origen del término “platillos volantes”, una entrevista hecha el 7 de abril de 1950 a Kenneth Arnold, un piloto que decía haber visto algo peculiar cerca de Mount Rainier en el estado de Washington el 24 de junio de 1947. Arnold afirma ..los periódico no me citaron adecuadamente, cuando hable con la prensa no me entendieron bien y, con la excitación general, un periódico y otro embrollaron de tal modo que nadie sabía exactamente de que hablaban…Esos objetos más o menos revoloteaban como si fueran, oh, algo si como barcos en aguas muy movidas… Y cuando describí como volaban, dije que era como si uno cogiera un platillo y lo lanzara a través del agua. La mayoría de los periódicos lo interpretaron mal y también citaron esto incorrectamente. Dijeron que yo había dicho que eran platillos, yo dije que volaban al estilo de un platillo.

Que más podemos acotar, un malentendido produce toda una cultura de “Platillos” voladores.

Conclusión (mi conclusión amigo lector, no quisiera pecar de indiscutido dueño de la verdad, aunque este bastante convencido de lo que digo): Nada. Nada que nadea en la nada. Ni un cenicero galáctico, ningún enanito verde disecado en el museo de ciencias naturales, ni siquiera algún desafortunado hijo natural producto de alguna aventura entre una alienígena y una miserable terrícola, nada de nada, historias y más historias.

Actualmente al recordar aquellas historias de enanitos verdes soy consciente de que el mundo no era mucho más emocionante con la certeza de que aquellos platillos andaban por ahí dando vueltas y jugando a las escondidas. Todavía soy de los que creen que sí hay alguien allí afuera, muy lejos, y que así como en una etapa de nuestra historia como especie cruzamos el ancho mar, también nos tocara encontrarnos con nativos de otras latitudes cósmicas, sinembargo madurar creo yo, es aceptar la realidad actual a pesar de que esta no nos haga feliz, un poco de objetividad y honestidad intelectual no nos viene nada mal.


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